Es una patología que se da cuando el esfínter que tenemos situado en el esófago no funciona correctamente, permitiendo que el contenido estomacal vuelva a subir irritando la mucosa esofágica. Está íntimamente relacionado con la hernia de hiato, pero no es lo mismo.
Puede provocar acidez, regurgitación de alimentos i ácidos del estómago, ardor, dolor de garganta, afonía, dolor en el pecho…
De igual modo que en la hernia de hiato, hay una serie de puntos que podemos tener en cuenta con el fin de mejorar los síntomas molestos:
- Procurar evitar alimentos en exceso calientes (caldos, bebidas…) ni picantes.
- No abusar de cítricos (limones, naranjas, kiwis…) ya que a veces empeoran los síntomas.
- No tomar alimentos grasientos y no abusar de pescados y carnes demasiado grasas. Evitar el consumo de bollería, dulces, embutidos, salsas, lácteos enteros…
- Reducir o eliminar el consumo de té, café, bebidas alcohólica y/o con gas.
- Potenciar mucho la ingesta de agua, infusiones sin azúcar, caldos vegetales…
- No abusar de recetas culinarias demasiado elaboradas o bien alimentos hechos a la plancha. Optar por vapor, papillote, hervido…Y otras cocciones suaves.
- Evitar “comilonas”. Es preferible comer poco y varias veces al día.
- Procurar tener un peso saludable, ya que el sobrepeso es desfavorable para la hernia de hiato.
- Realizar actividad física de manera regular (nunca después de haber comido).
- No estirarse justo después de haber comido (que pasen mínimo 2h). Si hace falta podemos dormir ligeramente incorporados para evitar el reflujo.
- Disminuir el estrés en la medida de lo posible
- Reducir o eliminar el tabaco, ya que empeora la situación
- Potenciar el consumo de omega 3 en la dieta
Es importante estar alerta para que la situación patológica no empeore. Es por ello que la pauta nutricional en esta situación es imprescindible para garantizar una mejor calidad de vida y mejor pronóstico a lo largo de los años, evitando así enfermedades más graves que puedan surgir.